Discurso de Apertura de la Presidenta del HCD

  • 04.04.2013
Discurso de Apertura de la Presidenta del HCD

La democracia, debería ser algo mas que una linda palabra para florearse en los discursos, debería ser algo mas que una cáscara vacía; hay que llenarla de contenido y para llenarla de contenido debemos sostener la palabra, porque de esa manera estaríamos valorando a la política y si valoramos la política podremos encontrar un camino común donde, quien termine siendo beneficiada sea la comunidad de Madariaga.

Antes de  comenzar formalmente con la sesión quisiera agradecer muy especialmente la presencia del Sr. Intendente Municipal, Cristian Popovich, funcionarios del D.E., compañeros concejales, autoridades escolares, representantes de instituciones intermedias, a los medios de comunicación de nuestra ciudad y a los vecinos que hoy se han acercado a acompañarnos en el en el inicio del trigésimo período de sesiones ordinarias de este Concejo Deliberante desde que el país recuperó la institucionalidad democrática. Esto, no es un hecho menor ni algo natural, si tenemos en cuenta que este año se cumplen treinta años ininterrumpidos desde que nuestro país recuperó la democracia allá por octubre de 1983.

Sabemos que durante los años 1981 y 1982  habían comenzado a manifestarse públicamente los reclamos por parte de dirigentes políticos, sindicales y comunitarios ante el gobierno inconstitucional instaurado en 1976, para el llamado a elecciones y el retorno a la institucionalidad.

La incursión en Malvinas -como el último intento de la dictadura de mantenerse ilegítimamente en el poder- aceleró los tiempos de ese incipiente reclamo y el resurgimiento de la militancia política de los argentinos y de sus partidos políticos que ya, en 1981 habían logrado confluir en la conformación de la MULTIPARTIDARIA, luego de atravesar uno de los periodos mas tristes  y dolorosos de la historia reciente.

Recuperar la democracia, nos permitió recuperar la libertad, los derechos, la militancia gremial, la militancia política, la posibilidad de manifestarse y expresarse públicamente. Quienes tuvieron la posibilidad de vivir aquellas épocas saben perfectamente todo lo que la sociedad argentina cifró y depositó en esa democracia.

Era el advenimiento de un pueblo que podía manifestarse en libertad, donde existía la posibilidad de reestablecer las instituciones, recuperar el diálogo entre la democracia y la política, el quehacer cotidiano de los partidos políticos para intermediar entre la sociedad y el poder, porque esa es su naturaleza por excelencia.

Depositamos en aquel entonces demasiadas expectativas en la democracia, al punto tal que quien era el entonces candidato a presidente por la U.C.R., manifestaba que con la DEMOCRACIA, SE COME, SE CURA, SE EDUCA…. Y aquí, vale la pena detenerse, porque ello no es un detalle menor.

Tantas expectativas cifradas en la democracia tenían que ver con que  esa democracia, estaba frágil, tambaleante, había dudas de su posibilidad de consolidación y de su fortaleza, estaba amenazada. Y aquel candidato -que luego terminó siendo electo presidente de los argentinos- lo que hacía era decir que la DEMOCRACIA iba a venir a solucionar todos los problemas que los argentinos teníamos, de esa manera la sobredimensionaba, la sobrevaluaba., y el pueblo argentino en su totalidad terminó asumiendo el compromiso y la responsabilidad de cuidarla y protegerla para fortalecerla, y se tomo a la DEMOCRACIA entonces como una CUESTIÓN DE ESTADO.

El sistema democrático, como forma de gobierno en la argentina, era algo que TODOS querían.

Basta recordar que ante los intentos de levantamientos que atentaban contra esa  democracia débil y amenazada, la oposición de aquel entonces, si mal no recuerdo encabezada por Antonio Cafiero, lo primero que hizo, fue ponerse al lado del Pte. Alfonsín manifestando que el pueblo argentino quería seguir viviendo en democracia.

Esto fue así porque la DEMOCRACIA ERA UNA CUESTIÓN DE ESTADO; y una cuestión de estado se convierte en tal, cuando tanto gobierno como oposición  terminan luchando a la par por un mismo objetivo.

Con el correr del tiempo, advertimos que la democracia por si sola no terminó dando todas las respuestas y soluciones a los problemas que la sociedad argentina tenía en aquel entonces pero si, sucedió que todo el pueblo argentino protegió esa democracia que era la forma de gobierno bajo la cual quería seguir viviendo, al tomarla como una CUESTION DE ESTADO.

Se fue fortaleciendo y hoy nadie cree que pueda estar amenazada. Pese a eso, aún sigue habiendo otras cuestiones pendientes por resolver:  que tienen que ver con la SALUD, la EDUCACIÓN,  la JUSTICIA, la VIVIENDA,  la SEGURIDAD.

Estos temas tienen que ser tomados como una CUESTION DE ESTADO, donde quienes gobiernan y quienes están en la oposición,  tengan los mismos objetivos en torno a la resolución de esos problemas por saldar.

De modo que el camino que todos debamos seguir mas allá de los debates y los matices  termine siendo el mismo, para mejorar la calidad de la comunidad, de los vecinos; en definitiva; desde la política  nos tenemos que hacer cargo de tomar esos temas como CUESTIONES DE ESTADO.

Y para llegar a acuerdos políticos sobre temas medulares hace falta creer en la palabra y sostener esa palabra  -mas allá de las coyunturas- de lo contrario, estaremos en presencia de la ESPECULACIÓN.

Sostener la palabra y la dignidad, colaborar con la democracia y acordar cuestiones de estado, no es colaborar con un gobierno; es mejorar la calidad de vida del pueblo que pretendemos representar.

La única manera que entiendo tenemos de transitar un camino común y colaborar con la comunidad de Madariaga, encolumnándonos en cuestiones de estado, es dejando de lado la ESPECULACIÓN al servicio de los intereses personales. El dirigente político debe tener la virtud de poder discernir entre el bien común y la especulación personal, nosotros tenemos que hacernos cargo de estas cuestiones y pensar en el bien común.

La democracia, debería ser algo mas que una linda palabra para florearse en los discursos, debería ser algo mas que una cáscara vacía; hay que llenarla de contenido y para llenarla de contenido debemos sostener la palabra, porque de esa manera estaríamos valorando a la política y si valoramos la política podremos encontrar un camino común donde, quien termine siendo beneficiada sea la comunidad de Madariaga.